Era un jueves, y todo el equipo había reservado el día para reunirse en el Laboratorio de Motores de la UdG. El objetivo era claro: limpiar y preparar el taller para el trabajo que se tiene que hacer.

A partir de la mañana, todo el mundo se involucró: llorar, organizar herramientas, limpiar partes antiguas y establecer espacios de trabajo. El lugar hacía tiempo que no se utilizaba, pero despacio, empezaba a sentirse como casa.

Al final del día, el taller estaba limpio, organizado y preparado para un nuevo comienzo. Más que un espacio ordenado, marcó el comienzo de nuestro viaje en equipo, preparado para construir, aprender y avanzar juntos.